Caldito de Pollo, para enfermos
Como agua
para chocolate, es una
novela por entregas de Laura Esquivel, que se publicó en 1989. Pero el texto es
más que una historia de amor con sabor a realismo mágico; es más un
acercamiento a la vida de las mujeres en la época revolucionaria de México a
través de la cocina.
En la Como
Agua Para Chocolate, se expresa el valor social y significante de preparar los
alimentos; así expurgar los frijoles también es la representación de “una buena
educación”, se convierte en la práctica que reafirma las buenas costumbres,
quitando las “malas mañas” para que no entren en la olla (la casa).
Así quiero
realizar en este blog, un recetario por entregas que también está ligado a la
vida actual. Porque creo en la frase “Somos lo que comemos” y la completo con
el pensamiento de que a partir de nuestros alimentos una sociedad se representa
a sí misma.
Dada la
introducción de la intención de estos textos, pasaré al tópico principal. Hoy
les comparto la receta de:
Caldito de
Pollo, para enfermos.
Ingredientes
- Media pechuga de pollo, con piel y hueso.
- Dos patas de pollo, sin uñas ni plumas.
- Un diente de ajo.
- Un trozo de cebolla blanca.
- Un puño de sal de grano.
- Una pizca de caldo de pollo en polvo.
- Dos zanahorias, lavadas y peladas.
- Dos papas, lavadas y peladas.
- Un chayote, lavado y pelado.
- Dos calabazas largas, lavadas.
- Un chorrito de aceite de canola.
- Agua hasta cubrir todos los ingredientes.
- Una olla de presión o una de cocción lenta.
Preparación.
El agua es
inicio de la vida; el fuego es el símbolo de la vitalidad; la tierra nos
recuerda la pertenencia; y el aire es la divinidad. Recuerden eso al entrar a
la cocina o al degustar en la mesa, porque así comprenderán que lo que se
llevan a la boca es más que sólo comida.
Para esta
receta llenamos la olla con agua; mi abuela usaba agua de un poso, mi mamá
abría la llave del grifo, mi hermana compra garrafones, y yo uso agua de un
filtro. Cada una confía en el agua de su fuente, y si no es del todo limpia, lo
malo morirá con el hervor del guiso.
Después se
agrega la sal; mi abuela y mi madre las agregan en forma de cruz diciendo “en
nombre sea de Dios”, mi hermana no dice nada pero si la agrega en cruz; a mi me
gusta verter en círculo.
De inmediato
agrega la cebolla; mi abuela, mi madre y yo, cortamos una capa, de preferencia
grande, y la echamos; mi hermana corta una rodaja. Ninguna usa las capas
exteriores que están secas.
Después mi
abuela agregaba una cucharada de Rosa Blanca, un caldo de pollo comprimido en
polvo; mi madre agregaba Knorr Suiza en una barra comprimida, mi hermana y yo
solo agregamos una pizca, sin preferencia por alguna marca.
Todas
lavamos las calabazas, zanahorias, papas y el chayote igual, pero pelar las verduras tiene su truco.
Mi abuela
dejaba las papas con cáscara; luego pinchaba el chayote con un tenedor y lo
cortaba transversalmente, y con un cuchillo afilado retiraba las espinas. Mi
mamá, mi hermana y yo comprabamos chayote sin espina y lo pelamos con
pelador, igual que las papas y zanahorias.
Todas le
cortamos las puntas a las zanahorias y calabazas. A mi me gusta picar en trozos
grandes la verdura, para que sea más fácil servir. Mi abuela y mi mamá la
cortaban a la mitad o en cuartos, para repartir en cada plato. Mi hermana las
deja enteras hasta que las sirve corta un poco a cada una.
Para limpiar
el pollo y asegurarte que no tenga plumas, hay que encender las ornillas de la
estufa para quemar un poco la piel de las patas y la pechuga apenas un rose a
la lumbre; mi abuela encendía su estufa con cerillos, se decía afortunada por
no tener que usar brazas o comal; mi mamá con un encendedor corto y con los
años con uno largo sin gas, que apenas daba un chispazo, mi hermana y yo usamos
estufas con una chispa eléctrica.
Después
hay que limpiar el pollo al chorro de agua, raspar la piel y quitar cualquier
pluma que se pudiera quedar. Mi abuela usaba sus uñas, mi mamá hacía lo mismo
hasta que descubrió que un cuchillo funcionaba mejor. Mi hermana y yo seguimos
su ejemplo.
Ya que
está todo en la olla, la tapas. Si es una de presión la dejas a fuego medio por
media hora hasta que saque el vapor con un zumbido, entonces dejas la flama en
baja por otra media hora, aproximadamente.
Si tu olla
es de cocción lenta o de barro, como la que usaba mi abuela, dos horas a fuego
medio serán suficientes para que esté listo.
Cuando
salga, el caldo tendrá un color ámbar y un aroma que te hará salivar. Las
verduras deben ser suaves, pero que no se deshagan al tacto. Las patitas tendrán
una textura carnosa, mi mamá también agregaba corazones de pollo, que quedaban
blandos y deliciosos. En mi familia lo preparamos cuando alguien tiene dolor de
estómago o gripe, porque en realidad es algo fácil de comer.
Cuando no
es para enfermos, lo acompañamos de un chile chipotle, arroz y tacos de sal.
Tips para solteros.
Cuando
preparas comida solo para ti, te desanimas fácil de hacer estos platillos; pero
la solución para que sigas comiendo casero es: Saber congelar.
Separa las
verduras, la carne y el caldo; las verduras te servirán para acompañar sandwiches,
huevo o como guarnición.
Desmenuza
la pechuga de pollo, entonces podrás preparar tacos, un sandwich de pollo o incluso
tinga; así aprovecharas una sola cocción para platillos diferentes.
El caldo
puede permanecer congelado sin perder su sabor, de hecho puedes usarlo para
sazonar algunos guisados. Solo necesitas guardarlo en porciones, así
descongelarás lo que requieras cada vez, sin desperdiciar.
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